México, D.F..- Todos los martes por la mañana Gabriela Gordillo corre contra el reloj. Se sube a un autobús repleto y arrastra de la mano a su hijo de primaria, cargando bolso, abrigos y mochila escolar. Su automóvil se queda en casa.
El Nissan Platina del año 2005 tiene prohibido circular ese día en Ciudad de México. Es un vehículo recién comprado, pero con más de diez años de antigüedad, por lo cual las normas ambientales de la capital mexicana le impiden salir a la calle los martes y dos sábados al mes. Además, ha estado fallando.
En México, séptimo fabricante mundial de automóviles, el caso de Gordillo no es excepcional. Aunque el país salta de un récord a otro en cuanto a producción y exportación de vehículos, para la mayoría de los mexicanos es imposible comprar un auto nuevo.
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En pocas palabras: Mucho ruido y pocas nueces.
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